lunes, 7 de octubre de 2013

Un cuerpo desequilibrado

Vivir sin nada de estrés es utópico. Todos los animales necesitamos que en algún momento nuestro cuerpo segregue de golpe adrenalina y glucocorticoides para acelerar el ritmo cardiaco, dirigir energía hacia los músculos, incrementar nuestra atención y rapidez mental, e inhibir las funciones metabólicas que en funciones de riesgo no son imprescindibles, como la digestión, el crecimiento o la reproducción. El mecanismo por el que actúa el estrés es uno de los vestigios evolutivos más ancestrales que compartimos con el resto de los animales. La diferencia es que mientras un león y una cebra solo se estresan unos minutos al día mientras uno persigue al otro, nuestra especie es la única que puede generar la misma reacción fisiológica y extenderla indefinidamente con solo pensar en la hipoteca , la presión laboral, proyectar preocupaciones futuras, sueños frustrados, y muchísimos otros factores psicosociales. Sapolsky y otros científicos han demostrado que los episodios de estrés prolongado afectan a tu memoria porque destruye neuronas de tu hipocampo, deprime el sistema inmunológico, aumenta la presión arterial, cambia la distribución de grasas en tu cuerpo, afecta a los telómeros de tu ADN causando envejecimiento prematuro, altera tu ciclo menstrua, causa disfunción eréctil, e incrementa el riesgo de enfermedad cardiaca. No solo en los humanos, sino también en otros primates sociales como los babuinos. "El ladrón de cerebros" Autor: Pere Estupinya [Pag. 411]

No hay comentarios:

Publicar un comentario