martes, 16 de junio de 2009

Ustedes Disculpen


Hoy me levanté con el día por delante

y saliendo de mi caverna, me dirijo a visitar a mis viejos.

No creo necesario describir mi caverna, ya que es cómplice de parrandas con mis cuates y compañeros de rutina, para terminar las tareas inconclusas.

He tenido la fortuna de conseguir un trabajo acorde con mis estudios y pues la mera verdad, me la estoy pasando a toda madre.

--Que paso?, a dónde mi buen.

Es mi primo que llegó de la provincia, uno de tantos que se viene a buscar lo que no se encuentra en el pueblo.

--- Súbete carnal, vamos con el Tío a desayunar, le va a dar gusto al viejo ahora que te vea.

--Que pues ese, como te ha ido, platícame que onda chueco.

--Nada, ya ves, aquí vamos de nuevo, hay que ir a chambear

Ibamos llegando a la casa de mis padres, (bueno, todavía no es su casa, como toda familia que llega de provincia, la renta se lleva todo el sueldo del pobre) y revisando por intuición las calles, uno se percata que no se encuentran tan tranquilas como siempre. Se notan algunos autos sospechosos ubicados estratégicamente entre la cuadra a la que vamos llegando.

Sin tomar en consideración aquella observación, nos dedicamos a lo nuestro y nos adentramos en el cantón de los Jefes.

Salimos como de costumbre, como todos los sábados, terminando esa visita que un buen hijo hace a sus padres, gorreando la comida para variar, y nos encaminamos hacia el bosque dónde se encuentra la obra, si, esa dónde solo los adinerados pueden conseguir una vivienda de lujo, pero que digo una vivienda, caray si son unas residencias bueno me toca dirigir y supervisar la construcción de los mejores departamentos de lujo en la zona mas transparente de la ciudad.

A lo que voy.

Avanzamos y dimos vuelta a la izquierda, cualquiera se hubiese percatado que un auto que se encontraba a unos cincuenta metros sobre la misma calle, nos siguió de inmediato.

Otro más al dar vuelta, también se enfiló tras de nosotros.

--Lo que sospechaba, --le dije a mi primo—

--Qué pasa?

--Nos vienen siguiendo—y lo hacían como cuando alguien lleva prisa, --se me hace que son los que abrieron el coche y no se lo pudieron llevar--,

como la calle es angosta y con autos estacionados sobre un costado, dejé que uno de los autos me rebasara, grave error, en seguida me cerró el paso y se bajaron de él LOS MADRINAS,

--Aaa veeer.. Bájense Hijos de la Chingada... a dónde van cabrones?

Con un estilo muy delicado que envidiarían los Intocables, nos pasaron al auto de adelante y casi instintivamente arroje las llaves de mi auto a la banqueta, quise gritar, pensando que saldrían los vecinos, mis cuates de la cuadra, con los que jugaba fútbol los fines de semana en el deportivo, cualquier cosa pero yo ya estaba adentro del otro auto. Vi la cara de mi primo asustado, como diciéndome que pedo, cabrón, en que me metiste. Y me serené, ya que se veía venir una buena madriza.

--Cálmado –dije al que me sostenía y se le quemaban las habas por ponerme unos putazos.

--Qué calmado ni que la chingada, que mi jefe les arrancamos la declaración aquí mismo?

--No, espérate, vamos más adelante.

Recuperado de lo imprevisto de la movida, le dije al que dirigía el grupo.

--Bueno me puedes decir, de que se trata? , o quienes son?

Como buen policía, me enseñó su credencial como se le muestra una tarjeta a un niño cuando se quiere jugar con su inocencia.

Uno de los guaruras me dice—que muchos huevos o qué, muy chingón?

Sabía que no podía defraudar a mi primo, dándole seguridad también a El

--A ver dime que hace esta credencial conmigo? --me muestra un carnet de la SSA que había adquirido para mi asistencia médica.

--Bueno, si la bronca es conmigo, dejen ir a este chavo.

--Ni madres, se van los dos. Crees que somos tan péndejos en dejar ir a tu cómplice, ni madres, como te dicen? El gato?, o como te conocen en el barrio?

--de que se trata? –les dije—ese carnet de salubridad que tienes seguramente, me lo robaste.

--ah chingaos, ora sí me saliste más cabrón. Que jefe, le damos una calentadita?

El comandante toma el asunto y dice

--Mira chavo, se te acusa de que te echaste a un cristiano. Tienes algún cuate que tenga un chevrolet 59?, tu eres el gato verdad?

(me decían el gato en la clase de Karate, uno de mis mejores amigos tenía un chevrolet 59, dónde luego andábamos echando desmadre)

--No, no tengo ningún amigo con un coche como dices, y yo no tengo apodo, --le dije—

--Entonces como me explicas esto?—me enseña nuevamente el carnet--

--En la semana, precisamente el miércoles, me abrieron el auto en la facultad, cuando salí de clases, ya no estaban mis botas, unos libros y cuadernos.

-- Y como me lo compruebas?, levantaste un acta?, cómo le vas a hacer?, nosotros venimos por Ti, porque te están acusando de que mataste a un sujeto que apareció en una nave como te dije, y ahí estaban tus cosas.

--Ya sabes como se lleva uno de tiempo en las delegaciones para decirles que te robaron, y a las diez de la noche lo que quieres es irte a descansar, o ha trabajar tus tareas que te dejan en la escuela, no ir a perder el tiempo a la delegación dónde no vas a recuperar nada.

--Si, pero ahora estás metido en esta bronca.

De reojo veía como el cabrón que había levantado las llaves de mi auto, se daba vuelo en la calzada y también retaba al comandante echándose sus carreritas.

En un dos por tres, llegamos a Tlaxcoaque. Nos bajaron del auto y nos escoltaron como si fuéramos delincuentes peligrosos, al estilo de las series policiacas que trasmite la televisión.

Le pido al comandante que me de chance de hablar a la oficina para avisar de mi situación y que no me anden buscando, ya que traía el dinero (en cheque) para pagarle a los trabajadores de la obra.

--Aguanta, te conviene esperar que te identifiquen, si no eres reconocido por los familiares que identificaron el cuerpo, te soltamos de inmediato. Mientras, entreguen todo lo que traigan en las bolsas y bájense los pantalones.

--Ah, chingá. –sorprendidos por la solicitud, no nos quedó de otra que acatar la orden.

--¡les dije que sacaran todo lo que traían en las bolsas!

El comandante se refería a la cartera que había sacado

--Bueno, tu dijiste lo de las bolsas. Yo no cargo la cartera en las bolsas.

Frente a la incertidumbre, le comentaba a mi primo, que no se preocupara, que pronto nos dejarían y nos iríamos a tomar unas chelas para el susto.

--Ese de los lentes oscuros, venga pa’cá.

Me pasaron a una oficina con los vidrios transparentes o mejor dicho, con cristales dónde estando dentro, no podías ver a través de ellos.

--préstame tus lentes, tienen aumento? ó solo son de adorno.

--si, están graduados, ya no veo

Los lentes eran al estilo aviador, con sombreado en la parte superior, para eso de que el sol te deslumbra cuando va saliendo. Se dejaba ver la intención, para que el reconocimiento fuera espontáneo, las preguntas no tenían sentido. Que si andas jugando fútbol, que quienes jugaban en la tarde, o se iban a finales los equipos de la primera y cosas de los pamboleros.

Cuando salí, el comandante que nos había detenido, tenía ya otra actitud con nosotros y me llevó entre las cosas, lo que me habían robado en la semana, y mis botas para chambear.

--Bueno chavos, Uds. Perdonen, no son lo que se esperaba. Aquí tienes las llaves de tu Auto.

Si algo le falta me avisas, ya vas?

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