Te he llamado
y la suerte no me ha socorrido
acostumbrado estoy
a las costumbres que no dejan
la libertad de soñar
de saberte encontrada
de seguir en la mazmorra del delirio
el suplicio de la mañana
abordar de nuevo el tren cotidiano
y zarpar a lo vivido
No te encuentro ya
en el sonido telefonico del dia
en la luz del sol de la mañana
tan temprano
solo en la voz del poeta
apagado
como un suspiro en el viento
como brisa en el huerto
de mi calle.
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